Mascotas y fertilidad
Hace unos años, cuando empezaba a trabajar en el área de la fertilidad, conversaba con una amiga acerca de su experiencia con la infertilidad y me comentó el tratamiento que un especialista muy famoso en esa ciudad le había dado para solucionar su infertilidad: Ten un perro, si en un año no te embarazas, te hago un tratamiento más complicado.
En el momento, sabiendo lo que sabía de los tratamientos de fertilidad, me pareció lo más irresponsable que había oído. Lo juzgué, juzgué su calidad profesional en ese comentario y no fui prudente, lo reconozco. Pero algo importante había pasado: Mi amiga se había embarazado.
Yo nunca había tenido un perro hasta hace dos años, y hoy, recordando ese “tratamiento” encuentro totalmente viable esa opción en una persona muy joven, muy ansiosa y sin causa aparente de infertilidad. No es una opción para todos, en nuestra clínica tenemos muchas pacientes con perros, en serio, muchas. Pero tal vez él, en la sabiduría que le había dado la experiencia, había visto la ansiedad y las ganas inmensas de amar que tenía mi amiga, así que le ofreció una puerta antes de iniciar el posible desgaste emocional que conllevaría la mayoría de los procedimientos de infertilidad.
Cada ser humano es diferente, y no podemos juzgar el trabajo de los otros por un caso aislado. El doctor no solo había evaluado a mi amiga sin encontrar ninguna causa real para que no se embarazara y ella era muy joven, así que supongo que lo que hizo que su condición de infértil cambiara, fue lo siguiente:
La relación con un perro o un gato de tipo total o parcial:
En fin, cuando no estás estresada, das amor a otro ser, dedicas tu tiempo a estar con alguien más, te mueves, haces ejercicio y te sientes acompañada, estás manteniendo los síntomas psicológicos de la infertilidad a raya. Esto no solo podría resultar positivo si tu infertilidad no tiene causa aparente, sino que podría mejorar las condiciones emocionales para tener éxito en un tratamiento de infertilidad más complicado.