Mastopatía fibroquística
Es el trastorno benigno de la mama más frecuente.
Constituye el 54% de las mastopatías y el 70% de las lesiones benignas de la mama, se presentan en la edad reproductiva de la mujer, y por tanto, la mayor incidencia está entre los 35 y 49 años.
Como factores predisponentes se encuentran: nuliparidad (no haber tenido hijos), edad tardía del primer parto, dieta rica en grasas y obesidad; considerándose a la lactancia como un factor protector. El origen de este trastorno es funcional, responde a desequilibrios de las hormonas sexuales femeninas favoreciendo a la aparición de quistes mamarios.
Consiste en un aumento del tejido mamario.
Especialmente en las zonas superiores y externas de las mamas, hacia las axilas, que las hace más densas, formando quistes de tamaño y número variable, suele presentarse en ambas mamas, aunque puede ser de diferente intensidad en una que en otra. Por lo general, la paciente refiere molestias en la mama afectada, o en ambas (mastodinia), o incluso dolor intenso (mastalgia severa), otras veces la paciente no refiere dolor (asintomático) y se diagnóstica posterior a una ecografía mamaria.
En cuanto a su característica de cíclica debemos considerar:
El diagnóstico de esta patología es fundamentalmente clínico, es decir, se sospecha ante los síntomas de la paciente y la exploración de la mama, surge tras un examen rutinario realizado por tu médico que a la exploración destacan unas mamas densas, con irregularidades que corresponden a la presencia de nódulos o quistes que pueden estar acompañados o no de dolor.
Si predomina la fibrosis, se denomina mastopatía fibrosa, o si predominan ambas se denomina mastopatía fibroquística.
Pueden ser necesarios métodos auxiliares de diagnóstico, como la mamografía, ecografía mamaria (exploración con ultrasonidos), aspiración de los quistes, etc.
Cuando una masa es palpable clínicamente y la mamografía detecta un nódulo de contornos bien definidos, la ecografía es la que permitirá distinguir su contenido, entre sólido o líquido.
Pero si una masa es palpable y no se visualiza radiológicamente, debe ser removida por cirugía y estudiada histopatológicamente.
Ante la presencia de un nódulo con signos ecográficos de quiste, la actitud correcta será la punción evacuadora para la obtención de material, que puede ser estudiado por citología en caso de tener características sanguinolentas, o si es turbio u opalescente se debe enviar a estudio histopatológico. En caso de ser predominantemente fibrosa, en la mamografía se observarán microcalcificaciones o bien calcificaciones, en donde ya es recomendable hacer una biopsia.
Un nódulo palpable en una mujer con factores de riesgo y/o datos por ecografía debe ser sometido a una biopsia
Ya sea, con aguja fina o biopsia por Tru-cut. Si hay atipias indicar biopsia excisional para descartar procesos malignos presentes.
Teniendo en cuenta la fisiopatología endocrina de la mastopatía fibroquística, representada por el desequilibrio hormonal, el tratamiento médico no debe ser único, sino múltiple. Esto constituye la esencia del tratamiento combinado a base de distintas hormonas (progestágenos) en conjunto con analgésicos para aliviar el dolor.
Tratamiento individual.
El tratamiento debe ser individualizado y, en ocasiones, cuando los quistes sean de mayor tamaño, tendrán que realizarse punciones para aspirar el contenido de los quistes y así reducirlos. O bien si no son palpables requerirán aspiración con aguja fina o biopsia para descartar malignidad.
Con estas recomendaciones y sugerencias debemos de explicar clara y precisamente a nuestras pacientes sobre los cambios fibroquísticos benignos que acontecen en la mama, tranquilizarla en todo momento, ya que, en la actualidad no se considera una enfermedad, ni una lesión, sino simplemente una condición fisiológica de la mama y así se lo debemos transmitir a todas nuestras pacientes